
Vive tu sueño
Y de repente se cansó, se hartó de llevar esa vida vacía, sin sentido, sin pasión, sin nada más que las ganas inmensas de estar tumbada en un sofá viendo la tele y comiendo. Se cansó de tener que ponerse siempre la misma ropa, no porque no se la cambiase, si no porque no podía variar de estilo. Se cansó de no poder caminar dos pasos sin agotarse, de mirarse en el espejo y ver un reflejo de todo lo que no era o no quería ser. Llegó a ese punto en el que o tomas la decisión de hacer algo o mejor te aíslas del mundo para siempre. Y ella tomó la decisión de hacer algo. Decidió ser valiente. Ya había hecho muchas cosas anteriormente pero no le habían dado resultado. Había hecho dietas de muchos tipos, de esas con muchas restricciones que lo único que hacen es que al final, lo dejes y vuelvas a comer más compulsivamente que antes. Había ido a caminar cuando su físico aún se lo permitía pero no conseguía sus metas y se desanimaba. Supongo que si los que estáis leyendo esto tenéis o habéis tenido problemas de sobrepeso, sabéis de lo que estoy hablando.
Y ella no tenía un problema de sobrepeso, tenía un problema de obesidad. Ella que siempre había sido delgada, llegó a pesar 117 kg. Yo la veía y no la reconocía ni por dentro ni por fuera. Yo que había vivido a su lado tantos años, sufría imaginando lo que tendría que estar sintiendo. Porque seamos sinceros, lo de “la belleza está en el interior” es muy bonito y por supuesto, real pero si tú no eres feliz, poco importa lo que te diga la gente, poco importa que tú sepas que eres bonita por dentro porque no lo reflejas al exterior. Yo no lo entendí hasta que no me tocó de cerca.
Algunos pensaréis que esto que digo es frío o desconsiderado pero nada más lejos de la realidad. Cuando vives con alguien que no está a gusto consigo misma, sea la razón que sea, te mimetizas con ella e intentas ponerte en su piel.
Y a lo mejor pensáis que a eso se llega porque te abandonas, porque tú quieres que sea así, pero no. A eso se llega porque poco a poco ves que por determinadas circunstancias, lo único que te calma es comer, porque tienes una ansiedad tan grande que no se quita con nada. No es capricho, ni es dejadez, es una enfermedad. Y ella estaba enferma, tanto que mes a mes no paraba de ganar peso y perder vida. Entonces, en el mes de agosto del 2018, tomó la decisión de poner un punto y final a su infierno.
¿Cuál fue esa decisión? Intentar una operación de reducción de estómago. Sí, aunque muchos de los que estéis leyendo penséis que es una locura, cuando no tienes más salidas, tomas la más drástica y a veces, peor vista. Cuando me lo contó, me surgieron muchas dudas no lo voy a negar pero enseguida me transmitió su ilusión porque era como ver la luz al final del túnel, uno de esos túneles inmensos llenos de puertas sin salida. Sin embargo, una cosa es tomar la decisión y otra muy distinta conseguir el objetivo. Porque todo lleva un proceso y los procesos son largos para la persona que los tiene que pasar. No se trata de que sean 3, 4 o 5 meses, si no de cómo vas viviendo día a día todas las inquietudes.
Se cansó, tomó su decisión y empezó el principio del fin…
Con esto quiero inaugurar un tema que para mí se ha convertido, no solo en algo importante, si no en un problema que SÍ tiene solución y que quiero compartir con vosotros para que todos aquellos que os sintáis identificados de una u otra manera, tengáis un lugar donde refugiaros y sentiros reconfortados.
Felicidades, un saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias!!!!
Me gustaMe gusta
Una decisión puede cambiar completamente una vida. Gran relato y felicidades por el blog.
Me gustaMe gusta
¡¡¡Muchísimas gracias!!!
Me gustaMe gusta